Parte 1
“No hay porque recordarlo permanentemente, ahora que me lo decís lo acepto, es como sí me lo entregaran otra vez”, dijo Horacio González entre risas, recordando el momento en que fue nombrado ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.
También habló sobre los textos de adoctrinamiento político, y si volvería a ocupar el cargo como Director de la Biblioteca Nacional.
¿Qué opina de los textos de adoctrinamiento político que se editan según el gobierno de turno? ¿macrismo, kirchnerismo y peronismo?
Obviamente que opino mal, pero no es lo mismo el tema del peronismo que los manuales que mencionas vos, ¿por qué no es lo mismo? No soy afecto a este tipo de procedimientos del estado, pero no sé en qué momentos no los hubo. Por ejemplo, la escuela fundada en el siglo XIX por Avellaneda y Sarmiento, tenía una neutralidad difícil de resquebrajar, pero ese neutralismo estaba implícito en un modelo educativo que significaba ser triunfadores de las grandes querellas políticas militares de la época.
No nos podríamos imaginar que había una neutralidad y una objetividad que evitaba sistemáticamente las cartillas doctrinarias encubiertas en saberes universales. Es evidente que en algunos momentos históricos hubo cartillas doctrinarias que se denominaban así, y que no tenían ningún problema en considerarse como parte de un trabajo partidario dentro y fuera del estado. Si era fuera del estado era lo lógico de los partidos políticos, imagínate la tradición de los partidos comunistas en el siglo XIX, que le dirías ¿no lean el manifiesto comunista? (risas).
Eso mismo para cualquier partido de índole liberal o conservador, el tener un cuerpo doctrinario es inevitable, puede estar más o menos ligado a una convicción teórica. Por ejemplo, en la tradición de las izquierdas hay una relación entre teoría y doctrina muy explícita. Después de Foucault, la idea de relación entre teoría y doctrina, es una relación que hay que pensarla como la superioridad del conocimiento teórico, sobre la estancia doctrinaria que tiene siempre un papel menor. En el orden del discurso, Foucault, deja la doctrina como un lugar más disminuido respecto al conocimiento, como un lugar donde hay más control sobre el lector.
Si aceptamos esto, se pone en evidencia que un estado que elabora manuales doctrinarios de una forma más o menos encubierta, referirá a sus adversarios de forma despectiva, convirtiéndose en un juego sucio en cualquier situación que la podamos pensar. Otra cosa es lograr cierto tipo de universalismo explicativo con temas de las coyunturas históricos de cada momento.
Por eso habría que comparar, no lo podríamos hacer aquí porque necesitaría tener en la vista esos manuales. Pero, por ejemplo, respecto a lo que hizo el kirchnerismo se pueden citar acciones diversas con temas de la historia, incluso un programa de televisión sobre el momento de la historia Argentina, a donde con cierto cuidado, tomaba temas del revisionismo histórico, cuestionando notoriamente ciertos aspectos de la tradición liberal. Esto se hacía con cierto cuidado, se percibía una invitación a la discusión.
Tanto es así, que hoy la persona que hacía ese programa de educación histórica para las escuelas, lo hace hoy o lo intenta hacer para este gobierno, de modo que habría una cierta continuidad en cuanto a las decisiones que toma la televisión con la educación. Por eso, lo podría considerar dentro de lo que antes criticaba bajo la figura del divulgador.
En cuanto lo que hace el macrismo no lo sé, si pone el caso Nisman me parece una decisión totalmente equivocada, no sabemos que pasó, yo te puedo decir que fue un suicidio de aquí a la china, pero no lo sabemos, es algo del estado de principal magnitud, que está en manos de la justicia. En la educación pasan temas mediadamente resueltos por las instancias de enjuiciamiento que tiene un país, como estas instancias están coloreadas, tienen la acuarela de la época, hay cierto derecho de cada época a juzgar a la anterior, de hecho siempre es así, y esto tiene que hacerse con profundo cuidado, sino son juicios partidarios del carácter sectario.
Si se lo hace en relación a lo que tiene la historia de burlona, porque cada época tiene una ironía, justamente la ironía de cada época es cumplir bajo otro signo lo que en otra época ha fracasado en desarrollar.
En ese sentido, los instrumentos educativos tienen que estar en manos de personas que posean la mayor sutileza para hacerlo. Dudo que sea el caso del presente, pero también cuestiono todo intento doctrinarista que se base en ese tipo de inmediatismo.
Después, otra cuestión es la doctrina peronista que se hizo a la luz, puede ser muy cuestionable, pero tiene los años del primer peronismo sobre todo, ahí hay un espacio de discusión muy fuerte, las figuras principales de la época eran utilizadas para la primera alfabetización, eso originó una gran discusión, y se puede decir que fue unos de los grandes argumentos del golpe de estado del `55, ser educado para la alfabetización con nombres de gobernantes de la época.
Pero ocurre que el peronismo planteó una suerte de antropología general de la educación popular y pagó un fuerte precio por elaborar esa tesis. Las versiones posteriores al peronismo dejaron eso de lado.
Para terminar, diría que falta un estudio más completo de lo que fue ese sistema educativo porque tiene una folletería inmensa, tiene libros de lectura obligatoria como La razón de mi vida, un libro complejo a pesar de su aparente simplicidad.
Pero todo eso supone un estudio de motivo sereno, con respecto a lo que quiso hacer ese estado con ese apéndice educativo, donde en los planes de estudio del primario figuraban los textos cardinales de la lectura de los militantes del estado.
Entonces, la relación estado-educación, ahí si tenía la máxima expresión de adosamiento, de causa y efecto. Todo eso el propio peronismo después lo diluyó, y con el kirchnerismo eso casi no existió, excepto el programa de TV Pakapaka, que fue un motivo de mucha discusión y si uno lo ve es un programa de mucha inocencia.
Si uno plantea que los medios de comunicación intervengan en algo, con una ilustración que recree bajo la forma de la historieta, tengo mis dudas que eso sea conveniente. No obstante si se decide hacerlo, creo que Pakapaka fue lo más cercano a lo que podía ser una posibilidad de educación por la vía de los medios, sobretodo en este caso de un medio del estado, y ahí el estado tiene que tomar decisiones que también sean un examen de sí mismo, y un examen de los medios de comunicación.
Esto es algo que nos sirve de hecho, así que me parece que una transformación en serio en el país es plantear la inferencia de los medios de comunicación en las instancias educativas, sobre todo en las primarias. Entonces, ¿qué es educar hoy? , eso es lo que está en juego.
¿Qué representó en lo personal ser elegido ciudadano ilustre?
No te puedo decir que no representó nada, uno no es siempre ciudadano ilustre, lo sentí así ese día. Te voy a contar una pequeña anécdota sobre la película llamada el ciudadano ilustre, a la cual le hice una crítica, quizás injusta, porque me parecía que estaba muy vinculada al gobierno actual. Es una crítica a la vida pueblerina que tiene el título de ciudadano ilustre para el hijo más destacado, que se había ido de una ciudad del interior del país y había obtenido el premio nobel. Entonces, este escritor, decide volver a su pequeña ciudad y se nota el contraste entre un hombre cosmopolita y el intendente, la vida vulgar del interior que pone en aprieto al escritor afamado.
Es una reflexión sobre lo que es la vida simple, cómo imagina la vida compleja, y cómo la vida compleja imagina la vida simple. Es un tema muy lindo, en realidad hoy tengo cierto resquemor por haber escrito una nota ácida hacia la película, pero no podía evitar cierto esquematismo. En la vida popular siempre hay esquematismos, y la película se enfrentaba con la idea de desafío de pintarlos, a mi juicio no siempre bien. Después de hacer la crítica a la película (risas) termine siendo yo el ciudadano ilustre.
Es el mismo tema, es un título antiguo en el cual hay cierto reconocimiento que uno agradece. La decisión partió de la bancada vinculada al gobierno anterior, yo era funcionario del gobierno anterior, por lo tanto cualquiera podía decir que se dan títulos entre ellos, pero si yo pensara eso, tendría que no haberlo aceptado, no hay imparcialidad. En la ausencia de imparcialidad hay algo también, hay afecto, amistad, participación en el mundo político, quizás muy indirectamente pero la tengo, y al mismo tiempo uno se pregunta qué es lo que hizo a lo largo de escribir muchos libros, yo escribí muchos pero ninguno considerado de gran importancia para la vida cultural argentina, más de 30 libros y ninguno recordable, sólo es recordable la acumulación.
Entonces, no sabría cómo responderte a eso, fue una oportunidad en la cual se reunieron muchos amigos, fue en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, hice un discurso no sé si bueno o malo. En el diario que tiene cierta simpatía con el gobierno anterior salió una crítica adusta, de modo que podría decir: “como me metí ahí, y encima me critican”.
El otro día tenía que hacer un currículum y pensaba, lo pongo o no, y lo terminé poniendo porque sería injusto para las personas que tomaron esa decisión, que fueron legisladores con el acuerdo de la mayoría. Son acuerdos donde el otro sector tomó una elección para alguien que pertenece al mundo de ciertas escisiones, no la única, hay varias escisiones en la Argentina, entonces somos hijos de esa contraposición en el mundo de las ideas, mundo de los estilos, entonces no hay porque no aceptarlo, porque no verlo como una suave ironía complaciente, no hay porque recordarlo permanentemente, ahora que me lo decís lo acepto, es como sí me lo entregaran otra vez.
¿Volvería en este momento a ocupar el cargo de Director de la Biblioteca Nacional?
No, cuando leí la pregunta dije qué respondo, pero no volvería porque estoy muy desconforme con el modo que la están tratando ahora, pero no puedo decir que si yo volviese las cosas se transformarían de un modo mejor, creo que cualquiera sea el destino de la biblioteca, un destino que está muy unido al del país, debería de haber gente más joven que comprenda todo lo que ha pasado de una manera muy sutil, te diría desde el año 1810 en adelante. Definiría esta gestión como una gestión igual que el gobierno, deshistorizada, con poco interés de la historia de la biblioteca, y muy ligada a los sponsor y trámites de respaldos que no provienen de las instituciones públicas mismas.
Pero, de todas maneras hay un tema muy fuerte aquí, esta gestión está revisando muchas cosas que hicimos nosotros, el Museo del libro y de la Lengua lo han cerrado, la editorial la han cerrado. Por una parte te puedo decir que es porque tienen menos presupuesto con respecto al que teníamos en ese entonces, pero para terminar diría que habría que tener una noción de mayor respeto respecto a lo que se hizo antes, sino es como un juego que cada vez se empieza todo de nuevo, esto entraña cierto delirio, y puedo decir que no fue lo que hicimos nosotros, nos gustaban cosas de antes y las retomamos. Esto es un corte muy drástico con cosas muy buenas, y que no me cuesta trabajo decir que fueron aceptadas como muy buenas por un vasto sector de la opinión cultural, apoyara o no al gobierno anterior.
Por ejemplo, el papel que le dimos a Borges en la Biblioteca Nacional fue muy notorio, la hicimos bajo la inspiración de un Borges que surgía de la propia lógica interna de la biblioteca. Borges no es un estudioso de la biblioteca, es alguien que dramatiza el acto bibliotecario y dramatiza el acto de la clasificación y catalogación, toda su obra es eso. Ahora hay un Borges más exterior, más prestigioso, un Borges de la globalización. Pero más allá de toda esta querella que no es la principal que tiene la Argentina hoy, no solo no volvería, pero me parece que sí llamaría como parte de la discusión argentina a un gran debate sobre lo que es una Biblioteca Nacional, esta tiene que cambiar sin dudas.
Hoy tiene que ser una biblioteca con gran autonomía, donde los libros tienen que ser su centro, y al mismo tiempo tienen que tener un trato específico con la cuestión de la revolución digital. Hoy la tiene, pero la digitalización exige un trabajo serial, casi al nivel de los trabajos seriales de las fábricas del siglo XIX
Entonces, ¿qué digitalizar y que no? Es una decisión política de altísimo nivel del estado y esto no está siendo tomado así, la discusión sobre el derecho de autor en la era digital también es una discusión fundamental.
Estamos en una gran encrucijada, democratización por la vía de la lectura, pero al mismo tiempo esta no debe estar ligada a las decisiones empresariales, y en gran medida hoy lo está, entonces es un motivo de discusión en el futuro.
Tags: educación – Biblioteca Nacional – manuales – libros – era digital -instituciones – compañías tecnológicas – peronismo – kirchnerismo - macrismo
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