La mente es algo encantador
Es algo encantador
como un destello vítreo
del ala de un insecto
que el sol va dividiendo
hasta formar una legión de redes,
como Gieseking tocando Scarlatti,
como el pico de lezna del apteryx
o las plumas peludas
del abrigo para lluvia del kiwi.
La mente va avanzando
a tientas como un ciego,
los ojos siempre fijos en el suelo.
La mente tiene memoria auditiva,
que puede escuchar sin tener que oír.
Es como un giroscopio que ha caído,
inequívoco y verdadero porque
la certeza lo rige y lo protege.
Es un poder de fuerte encantamiento.
Es como el cuello de una paloma
animado por el sol.
La mente es el ojo de la memoria,
su consciente falta de consistencia.
Y rasga el velo, rasga
la tentación, la niebla
que viste el corazón,
la niebla de sus ojos
—si es que el corazón puede tener rostro—.
La mente desarma el abatimiento.
Es fuego en el cuello de la paloma,
es iridiscencia en la inconsistencia
de Scarlatti.
El orden pone a prueba su desorden:
no es un juramento
de Herodes, que no se pueda cambiar.
The Mind is an Enchanting Thing
is an enchanting thing
like the glaze on a
katydid-wing
subdivided by sun
till the nettings are legion.
Like Gieseking playing Scarlatti;
like the apteryx-awl
as a beak, or the
kiwi’s rain-shawl
of haired feathers, the mind
feeling its way as though blind,
walks along with its eyes on the ground.
It has memory’s ear
that can hear without
having to hear.
Like the gyroscope’s fall,
truly unequivocal
because trued by regnant certainty,
it is a power of
strong enchantment. It
is like the dove-
neck animated by
sun; it is memory’s eye;
it’s conscientious inconsistency.
It tears off the veil; tears
the temptation, the
mist the heart wears,
from its eyes, — if the heart
has a face; it takes apart
dejection. It’s fire in the dove-neck’s
iridescence; in the
inconsistencies
of Scarlatti.
Unconfusion submits
its confusion to proof; it’s
not a Herods oath that cannot change.
Poetic Voices
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